Me acuerdo que cuando iba a la primaria, todos los primeros miércoles de cada mes, se hacía un sorteo de tortas. Cuatro o cinco alumnos por vez llevabamos una torta y todos comprabamos números para la cooperadora y sorteabamos las tortas en el grado. Yo nunca gané más que un budín seco y deslucido.

Después vino la secundaria... y, recién en quinto año tuve mi primera victoria. Me gané un test vocacional en Universitas. Completamente inútil, porque creo que era una de las tres que en esa división ya sabía qué quería seguir estudiando.

Después, la facultad. Y nunca más gané nada. Pero nunca eh. Y si bien no soy tan vieja como algunos estarán pensando, hace unos cuantos años que termine el colegio.

Y claro, hoy que gano un sorteo de Fibertel para ir a la Avant Premier de Obsesión, no puedo ir, porque a esa hora estaba en San Justo (que queda muy lejos de mi casa, y más lejos del cine en cuestión) tratando de explicar lo que es un medio masivo de comunicación a quince personas que me miraban pensando 158 cosas que quisieran hacer antes de oirme a mi.

Y claro... no pude mandar a nadie a usar las dos entradas, porque al mediodía cuando llame me dijeron que tenía que ir con mi documento, personalmente, porque así lo decían las bases del concurso y que la promoción debía cumplirse porque sino el Anticristo en persona iba a venir a prender fuego a todos los cables e internet iba a dejar de existir y blablablablaba... bueno, sólo me dijeron la primer parte, pero me molestó igual.

Seguro que como no fuí, quedo la planilla ahí re buchona y nunca más gano nada.