Sentiste alguna vez lo que es, tener el corazon roto?,
Sentiste a los asuntos pendientes volver, hasta volverte muy loco?
Crímenes Perfectos (Andrés Calamaro)

Es un dolor que se concentra en el pecho, como si allí estuviera el epicentro. Pero se expande con una fuerza irreverente sobre todo el cuerpo. Llegando a ser claramente perceptible aún en las extremidades. Es como un escalofrío. Pero sin frío. O más bien, es un escalofrío que arde. Porque el dolor es tangible. No hay eufemismos. Duele. Duele más en el pecho, pero se refleja. Sí, eso es, se refleja en todo el cuerpo. Y la garganta se anuda. Bueno, es como cuando sos chico y te retan por algo y no queres llorar. Y tu cabeza te dice: no, no, no vas a llorar, pero tu cuerpo te lo reclama a gritos, y sabes que se te estan curvando las comisuras de los labios para llorar y la seguís peleando y el agua en los ojos empieza a traicionarte.

Bueno, así te duele la garganta. Y los ojos. Los ojos te pinchan como agujitas y en algún lugar de vos, empieza a crecer la autocompasión. Y querés tu cama. Tu habitación. Tu sillón. Tu almohada. Y sabés que recien cuando la abraces fuerte y dejes que las lagrimas corran vas a aliviar la presión. Pero ni así. La peor parte es la autocompasión. Esa angustia por vos misma que, a la vez, te produce bronca y es como si diez mil demonios lucharan a la vez en tu cabeza para ver cuál gana y cuál es, entonces, el sentimiento que prevalece.

Después viene la calma. Es un adormecimiento estéril. Un letargo. Te serenas. Dominas el llanto. Lo escondes en un rincón. Para cuando nadie te vea. Para cuando puedas masticar la mierda de tu propia pena. Y los brazos se despiertan de a poco. Y el nudo de la garganta se achica y carraspeas una voz que, de todos modos, sigue sin ser clara. Es como si el dolor se replegara sobre sí mismo. Y entonces, sin siquiera tener que concentrarte en ello, podés identificar con presición exacta las coordenadas en que anida el punto clave del epicentro en tu pecho. Sigue doliendo. Y tenés la cara con esa expresión así, tan tensa, pero que nadie descifra. O si, pero.

Respirás, y a seguir rodando. Después de todo lo bueno de tener un carácter ciclotímico es que cuando verdaderamente estás para la mierda, nadie te da demasiada bola porque presuponen que es otro de tus arranques. Mucho más, cuando para ahorrarte los futuros: "¿y?" "¿estás mejor?", no contás nada, y dejás que todo el mundo presuponga que estás así por lo del huevón aquel, cuando en realidad la cosa es mucho más grave.

He vuelto. Me confundí de pantalla, quizá esto iba en word.

Cerramos la transmisión y a seguir con la programación habitual de este habitaculo. O no. Que se yo. Por esta noche, apaguen la luz y cierren la puerta del lado de afuera.