lunes, marzo 21, 2005
El cuento detrás del cuento. Hoy: La Sirenita
Advertencia: Si usted realmente la pasó mal cuando vió Bambi/Nemo/El Rey León/Tierra de Osos, etc ante la crueldad de ciertas imágenes, evite leer este post. (Si usted es niño, directamente evite leer blogs).
Veamos.
Cabe destacar, que mucha de la literatura que tenemos hoy en día para niños, no fue escrita para los mismos, mucho menos en el caso de los cuentos de Andersen (Autor de El Patito Feo con quien la emprenderemos pronto).
Decía. En el cuento original, Ariel (la Sirenita) se enamora del príncipe humano, pero a cambio de las preciadas piernas que necesita para reemplazar su cola de pescado, hace un trato con una bruja que le corta la lengua (recordar a Ulises y al canto de las sirenas por favor) y su melena a cambio. Ah, y también le advierte que cada vez que sus pies toquen la tierra, sentirá el mismo dolor que sentiría al pisar el filo de una espada.
Pero, enamorada al fín, la niña (ex sirena) cierra el trato, y así aparece en las costas del castillo al amanecer del día siguiente.
El príncipe, para colmo, parece que no es muy vivo, y al verla con el pelo corto tarda unos días en notar qeu no es un nene, sino una nena (para que vayan aprendiendo las que se hacen las cancheras y se cortan la melena), días que la sirenita en cuestión pasa en la cama porque los pies (recordar espadas) no dejan de sangrarle, sin poder explicar nada, porque su lengua fue parte del precio que pagó.
Así las cosas, el príncipe (que a esta altura comienza a volverse fastidioso) se enamora de una fulana y se le propone casamiento. Tomando a nuestra amiga por confidente de su amor.
Chan!
La sirenita vuelve donde la bruja, quien le da un brebaje (palabra clave en los cuentos de los hermanos Grimm por favor). La Sirenita tiene que clavarle un cuchillo en el corazón a la enamorada del príncipe esa noche (ja, como si hiciera falta ser bruja para decirle eso) y tomar el brebaje que va a dejarla con forma de ser humano hasta que muera, a cambio de: SU INMORTALIDAD DE SIRENA (bruja del orto). Eso sí, si para el amanecer no lo hace, ella misma (la adorable Sirena) se va a convertir en espuma de mar.
Y adivinen que?
Intenta
Pero no puede.
No mata a nadie.
Se convierte en espuma de mar.
Y se aleja flotando del barco en el qeu el príncipe (a esta altura el rey de los boludos) disfruta de su boda, extrañado por la ausencia de la muchachita a la que adoptó como hermanita/amiga.
Y ahora?
Ahora nunca más a quejarse de Don Disney que transformó semejante tragedia en una película multicolor, donde la sirenita tiene una melena enorme, un cangrejo malhumorado y un pez gordo que seguro es amigo de Nemo.
Matense.
Andersen es lo más.
Veamos.
Cabe destacar, que mucha de la literatura que tenemos hoy en día para niños, no fue escrita para los mismos, mucho menos en el caso de los cuentos de Andersen (Autor de El Patito Feo con quien la emprenderemos pronto).
Decía. En el cuento original, Ariel (la Sirenita) se enamora del príncipe humano, pero a cambio de las preciadas piernas que necesita para reemplazar su cola de pescado, hace un trato con una bruja que le corta la lengua (recordar a Ulises y al canto de las sirenas por favor) y su melena a cambio. Ah, y también le advierte que cada vez que sus pies toquen la tierra, sentirá el mismo dolor que sentiría al pisar el filo de una espada.
Pero, enamorada al fín, la niña (ex sirena) cierra el trato, y así aparece en las costas del castillo al amanecer del día siguiente.
El príncipe, para colmo, parece que no es muy vivo, y al verla con el pelo corto tarda unos días en notar qeu no es un nene, sino una nena (para que vayan aprendiendo las que se hacen las cancheras y se cortan la melena), días que la sirenita en cuestión pasa en la cama porque los pies (recordar espadas) no dejan de sangrarle, sin poder explicar nada, porque su lengua fue parte del precio que pagó.
Así las cosas, el príncipe (que a esta altura comienza a volverse fastidioso) se enamora de una fulana y se le propone casamiento. Tomando a nuestra amiga por confidente de su amor.
Chan!
La sirenita vuelve donde la bruja, quien le da un brebaje (palabra clave en los cuentos de los hermanos Grimm por favor). La Sirenita tiene que clavarle un cuchillo en el corazón a la enamorada del príncipe esa noche (ja, como si hiciera falta ser bruja para decirle eso) y tomar el brebaje que va a dejarla con forma de ser humano hasta que muera, a cambio de: SU INMORTALIDAD DE SIRENA (bruja del orto). Eso sí, si para el amanecer no lo hace, ella misma (la adorable Sirena) se va a convertir en espuma de mar.
Y adivinen que?
Intenta
Pero no puede.
No mata a nadie.
Se convierte en espuma de mar.
Y se aleja flotando del barco en el qeu el príncipe (a esta altura el rey de los boludos) disfruta de su boda, extrañado por la ausencia de la muchachita a la que adoptó como hermanita/amiga.
Y ahora?
Ahora nunca más a quejarse de Don Disney que transformó semejante tragedia en una película multicolor, donde la sirenita tiene una melena enorme, un cangrejo malhumorado y un pez gordo que seguro es amigo de Nemo.
Matense.
Andersen es lo más.