Querido darío:

Anoche cuando me fuí a dormir tuve una idea magistral y me desvelé durante siete minutos y medio pensando cómo es que hasta ahora a nadie en el mundo se le había ocurrido.

Mi idea consistía en inventar carpas transparentes. Sí, sí, mi muy mío darío. Las carpas transparentes, confeccionadas con material resistente, permitirían a los amantes dormirse auténticamente bajo la luz de la luna, con él tratando de alcanzar estrellas; y a los egresados de joda en Bariloche acunarse bajo unos copos de nieve que se detengan minutos antes de enfriarles la nariz, y ni qué hablar de una llovizna otoñal, de esas copiasas y tupidas, que levantan viento fresco y...

Oh, que gran idea darío. Que féliz me dormí imaginando las carpas de material resistente, impermeable, completamente traslúcido.

Sin embargo darío, hoy a las seis cuarenta y seis se derrumbó mi castillo de naipes cuando Él se despertó puteando: PENSÉ QUE HABÍAS CERRADO LA PERSIANA O CORRIDO LAS CORTINAS, CHA E SU MADRE, ESE SOL DEL ORTO JUSTO EN EL OJO ME DA.

Mora Leja: La felicidad es efímera, sobre todo si uno tiene el sueño, liviano.