
martes, junio 28, 2005
Juguemos al encare
Mucho hemos hablado (Irene, yo y mi otro yo) en este blog sobre el tema del encare femenino. En realidad, ahora que lo pienso, hablamos muy poco sobre eso, es más, creo que sólo lo mencionamos al pasar en unos comentarios desvirtuados de unos posts más abajo (pero ni da ponerme a fijarme porque sino no llegó a postear a las 12:18, ja).
En cuanto al tema que nos compete (epa, como prestaron atención ahí, esa frase funciona siempre, si estas dando una clase en la que nadie te da bola, es la frase mágica). Ahora que tengo su atención prosigo con el tema del encare femenino.
Quien escribe tiene (además de visibles problemas para asumir su "yo") una posición (chan) bastante clara (y no de noche) sobre que el mismo no sirve, el encare. Salvo excepciones (asique no me vengan con casos aislados como prueba empírica, porque todos sabemos que las hay). El encare femenino, arrastra una condena (no la de Gabriel Doyle). El chabón sabe que la mina vino en envoltorio de celofán y la mina no termina de saber si el chabón le dio bola porque quería o por caballero nomás (para no decir que a caballo regalado... que puede sonar ofensivo) Igual, insisto, hay excepciones, no se apresuren a ir a los comentarios a refutarme tirandome con todo.
Tampoco se apresuren a ir a decir: a mi me re cabe que me encaren. Primero, porque si dicen que les re caben (mmm, que feito para un nene, jeje) y segundo porque suena muy desesperado.
Sin embargo, hay un juego previo (ja, no lo pude evitar, iba a poner paso previo), que al no ser tan extremo resulta muy efectivo (como el juego previo ese en el que ustedes, manga de zarpados, están pensando).
Es cuando se da esa situación en que el chabón (hombre, chico, jóven, señor, macho, como ustedes quieran y/o puedan llamarlo) asume una posición medio de histérico. Pero histérico copado. Que parece que sí, que ya, que ahora, pero no (muy pocos juegan a esto con calidad, esta es la verdad). No termina de mostrar las cartas. Embarra la cancha, la saca afuera (bue, si la saca afuera define el partido, ja), hace tiempo.
Y la mina (mujer, trola, perra, nena, enfermera, maestra jardinera, gatubela, ja) asume la posición de ir al frente, pero sin concretar. Entonces tira centros, consigue penales, patea libre en medio del área y así...
Hasta que de pronto el hombre en cuestión toma el toro por las astas (aunque para esta altura no hay ningún cornudo) y blanquea la situación de una: mirá a mi me pasa esto... y/o te come la boca durante unos diez minutos.
chau...
un triunfo redondo...
A mi eso me re puede...
En cuanto al tema que nos compete (epa, como prestaron atención ahí, esa frase funciona siempre, si estas dando una clase en la que nadie te da bola, es la frase mágica). Ahora que tengo su atención prosigo con el tema del encare femenino.
Quien escribe tiene (además de visibles problemas para asumir su "yo") una posición (chan) bastante clara (y no de noche) sobre que el mismo no sirve, el encare. Salvo excepciones (asique no me vengan con casos aislados como prueba empírica, porque todos sabemos que las hay). El encare femenino, arrastra una condena (no la de Gabriel Doyle). El chabón sabe que la mina vino en envoltorio de celofán y la mina no termina de saber si el chabón le dio bola porque quería o por caballero nomás (para no decir que a caballo regalado... que puede sonar ofensivo) Igual, insisto, hay excepciones, no se apresuren a ir a los comentarios a refutarme tirandome con todo.
Tampoco se apresuren a ir a decir: a mi me re cabe que me encaren. Primero, porque si dicen que les re caben (mmm, que feito para un nene, jeje) y segundo porque suena muy desesperado.
Sin embargo, hay un juego previo (ja, no lo pude evitar, iba a poner paso previo), que al no ser tan extremo resulta muy efectivo (como el juego previo ese en el que ustedes, manga de zarpados, están pensando).
Es cuando se da esa situación en que el chabón (hombre, chico, jóven, señor, macho, como ustedes quieran y/o puedan llamarlo) asume una posición medio de histérico. Pero histérico copado. Que parece que sí, que ya, que ahora, pero no (muy pocos juegan a esto con calidad, esta es la verdad). No termina de mostrar las cartas. Embarra la cancha, la saca afuera (bue, si la saca afuera define el partido, ja), hace tiempo.
Y la mina (mujer, trola, perra, nena, enfermera, maestra jardinera, gatubela, ja) asume la posición de ir al frente, pero sin concretar. Entonces tira centros, consigue penales, patea libre en medio del área y así...
Hasta que de pronto el hombre en cuestión toma el toro por las astas (aunque para esta altura no hay ningún cornudo) y blanquea la situación de una: mirá a mi me pasa esto... y/o te come la boca durante unos diez minutos.
chau...
un triunfo redondo...
A mi eso me re puede...