viernes, agosto 26, 2005
Personalizando (I)
A mi me gustan los recitales... posta.
Sobre todo me gustan los recitales no multitudinarios pero de más de un par de centenares de personas (arriba de 200, por si a alguno no le alcanzaron los dedos para la suma). Hoy por hoy me embolaría sobremanera un Vélez de Bon Jovi con miles de pendejas cantando (muy mal) encima, al borde de la histeria y provocando en la espalda de acompañantes rasguños (las pieeeeedras) en la espalda. Pero igual iría.
Más me caben esos recitales, pongamos en Cemento antesdeyasabemosqué, con bandas de 500 a 1000 personas, y temas poderosos y todos coreando lo mismo, como para sentir que formas parte de algo por, pongamos, una hora y media. Hasta un obras, ponele un Luna, estamos perfecto.
Me encanta el cine, no necesariamente entiendan con esto ir al... sino ver... cine, donde sea.
Una película bien contada, desde el guión, desde la imagen, desde la actuación; siempre paga el tiempo que se invierte. Tengo cero drama en llorar si amerita, cero drama, a mares; me compenetro con la historia, la hago mia; ponele, en un Finding Neverland yo te agoto el paquete de carilina. Aunque tal vez no, porque con las películas lloro raro, las lágrimas se me amontonan así en los ojos durante un rato, y la gargante se me hace un nudo y al rato de empujar alguna lágrima se arriesga y baja... despacito... y ahí sí, ponele, por un par de minutos no paro.
Estaría bueno llorar así siempre, porque cuando una llora, inevitablemente, histrioniza; en cambio si lloras así, como al descuido, te beneficia; los ojos se te ponen más verdes, los párpados no se te hinchan...
Volviendo al punto, si me tengo que reir, tampoco dudo; a mí me importa nada si el chiste me causa gracia a mí sola (esto a veces me pasa con los chistes muy culturales, pero la mayoría de las veces me pasa con el chiste obvio, tonto, ridículo; ese que la mayoría de los mortales deja ir con una mueca)... yo me río, jijjijijiijijij, algo así... y si tengo que suspirar suspiro. El cine siempre es buen lugar para enamoramientos fugaces; y me asusto (de hecho no veo películas de miedo) o me siento en el borde de la silla, y hasta me hago la Sherlock Holmes y anticipo finales (o situaciones apenas, para qué mentirles)
Está bien por ahora... tampoco quiero ser injusta y arruinarle la ilusión al que tenga ganas de embolarse en posts sucesivos del mismo tenor (o soprano, cuac)
Sobre todo me gustan los recitales no multitudinarios pero de más de un par de centenares de personas (arriba de 200, por si a alguno no le alcanzaron los dedos para la suma). Hoy por hoy me embolaría sobremanera un Vélez de Bon Jovi con miles de pendejas cantando (muy mal) encima, al borde de la histeria y provocando en la espalda de acompañantes rasguños (las pieeeeedras) en la espalda. Pero igual iría.
Más me caben esos recitales, pongamos en Cemento antesdeyasabemosqué, con bandas de 500 a 1000 personas, y temas poderosos y todos coreando lo mismo, como para sentir que formas parte de algo por, pongamos, una hora y media. Hasta un obras, ponele un Luna, estamos perfecto.
Me encanta el cine, no necesariamente entiendan con esto ir al... sino ver... cine, donde sea.
Una película bien contada, desde el guión, desde la imagen, desde la actuación; siempre paga el tiempo que se invierte. Tengo cero drama en llorar si amerita, cero drama, a mares; me compenetro con la historia, la hago mia; ponele, en un Finding Neverland yo te agoto el paquete de carilina. Aunque tal vez no, porque con las películas lloro raro, las lágrimas se me amontonan así en los ojos durante un rato, y la gargante se me hace un nudo y al rato de empujar alguna lágrima se arriesga y baja... despacito... y ahí sí, ponele, por un par de minutos no paro.
Estaría bueno llorar así siempre, porque cuando una llora, inevitablemente, histrioniza; en cambio si lloras así, como al descuido, te beneficia; los ojos se te ponen más verdes, los párpados no se te hinchan...
Volviendo al punto, si me tengo que reir, tampoco dudo; a mí me importa nada si el chiste me causa gracia a mí sola (esto a veces me pasa con los chistes muy culturales, pero la mayoría de las veces me pasa con el chiste obvio, tonto, ridículo; ese que la mayoría de los mortales deja ir con una mueca)... yo me río, jijjijijiijijij, algo así... y si tengo que suspirar suspiro. El cine siempre es buen lugar para enamoramientos fugaces; y me asusto (de hecho no veo películas de miedo) o me siento en el borde de la silla, y hasta me hago la Sherlock Holmes y anticipo finales (o situaciones apenas, para qué mentirles)
Está bien por ahora... tampoco quiero ser injusta y arruinarle la ilusión al que tenga ganas de embolarse en posts sucesivos del mismo tenor (o soprano, cuac)
