
viernes, marzo 03, 2006
Aneda
Situación:
Lluvia (atenti, así, con mayúsculas en la shu). Maga (eu) obligada a caminar seis cuadras más (no quisiera decir que no pasa un puto taxi porque tengo la firme intención de no putear tanto) mascullando toda clase de retahílas sobre el siguiente tópico: "¿por qué no se largó diez minutos antes/después?"
En fín, espero debajo de un techo acogedor (y fantaseo con la cueva del oso y de ahí a la boca del lobo y blaaaaa) undostrescuatrocincodiez... en fín "¿cuánto más me puedo mojar?" (no se zarpen, llueve, ya lo hablamos). Se me hace tarde, sigo.
No es que busque victimizarme para ponerlos de mi parte pero... deberían haber visto en qué condiciones sigo...
De los pies empapados en calzado veraniego no pienso hablar, es un recuerdo que prefiero dejar que se desvanezca... hacer hincapié en el pantalón glamoroso que se moja de abajo hacia arriba, sería todo un desafío de explicar, del sweter... no, para qué insistir. Pero, lo peor, sin dudas, era el peso de la mochila.
Por cuestiones que no me es dado aclarar ahora, tenía en ella infinidad de cosas (hablamos de la mochila material, acá no hay alegorías, por ahora) con lo cual mi amigable mochila pesaba más, en mucho, que mi delantera (ejem) y amenazaba con demostrarme en un instante toda la implicancia de la ley de gravedad... tirandome de nuca al piso (por ser sutil)
Y eso que a mí la lluvia M E E N C A N T A (usar avanta).
El hecho:
Voy pensando en cómo me van a desclavar del piso si le llego a errar a las baldosas cuando me doy casi de lleno con lo que probablemente sea el hombre más lindo del mundo no hollywoodense (bue, no, ese es Bon Jovi, pero John actúa... se entiende, no me hagan perder time).
Me mira (cual buen samaritano) y arquea las cejas levantando el paraguas, acompañando con las siguientes palabras mágicas:
!Singui ntumi!
provocando el aplauso inmediato.
JA! No.
El: Te llevo. ¿Dónde vas?, (con sonrisa ad hoc)
Medesmayomeresucitanmecaigoredondamehacenrespiraciónbocaabocasquimioyunalobotomía... y reacciono.
Yo: Ahí (señalando la puerta que está un paso detrás de él), gracias de todos modos.
Sí, lo que se dice, una mina con suerte.
Me acerco a la mencionada puerta y demoro tanto en encontrar la llave que seguramente se jugaron tres mundiales de: encuentre la aguja en el pajar... y el pibe desaparece doblando la esquina, mirando hacia atrás, completamente seguro de que le mentí para no caminar con él.
Y yo encuentro la llave y comienzo el día de manera fantasticccccccccc.
PD1: Si al menos hubiera usado el paraguas o el piloto no hubiera quedado húmeda (dos de tres) para todo el día.
PD2: Pero ponele, si yo iba dos cuadras más lejos seguro que el tipo era un loco, un ladrón, un violador, admirador secreto de mi hermano, o... único testigo de la caída de mi persona en el pozo de la empresa esa de gas, o...
CAGATE rubio gil... ¿sabés cuántos tipos así de irresistibles conozco?
cri cri cri
Lluvia (atenti, así, con mayúsculas en la shu). Maga (eu) obligada a caminar seis cuadras más (no quisiera decir que no pasa un puto taxi porque tengo la firme intención de no putear tanto) mascullando toda clase de retahílas sobre el siguiente tópico: "¿por qué no se largó diez minutos antes/después?"
En fín, espero debajo de un techo acogedor (y fantaseo con la cueva del oso y de ahí a la boca del lobo y blaaaaa) undostrescuatrocincodiez... en fín "¿cuánto más me puedo mojar?" (no se zarpen, llueve, ya lo hablamos). Se me hace tarde, sigo.
No es que busque victimizarme para ponerlos de mi parte pero... deberían haber visto en qué condiciones sigo...
De los pies empapados en calzado veraniego no pienso hablar, es un recuerdo que prefiero dejar que se desvanezca... hacer hincapié en el pantalón glamoroso que se moja de abajo hacia arriba, sería todo un desafío de explicar, del sweter... no, para qué insistir. Pero, lo peor, sin dudas, era el peso de la mochila.
Por cuestiones que no me es dado aclarar ahora, tenía en ella infinidad de cosas (hablamos de la mochila material, acá no hay alegorías, por ahora) con lo cual mi amigable mochila pesaba más, en mucho, que mi delantera (ejem) y amenazaba con demostrarme en un instante toda la implicancia de la ley de gravedad... tirandome de nuca al piso (por ser sutil)
Y eso que a mí la lluvia M E E N C A N T A (usar avanta).
El hecho:
Voy pensando en cómo me van a desclavar del piso si le llego a errar a las baldosas cuando me doy casi de lleno con lo que probablemente sea el hombre más lindo del mundo no hollywoodense (bue, no, ese es Bon Jovi, pero John actúa... se entiende, no me hagan perder time).
Me mira (cual buen samaritano) y arquea las cejas levantando el paraguas, acompañando con las siguientes palabras mágicas:
!Singui ntumi!
provocando el aplauso inmediato.
JA! No.
El: Te llevo. ¿Dónde vas?, (con sonrisa ad hoc)
Medesmayomeresucitanmecaigoredondamehacenrespiraciónbocaabocasquimioyunalobotomía... y reacciono.
Yo: Ahí (señalando la puerta que está un paso detrás de él), gracias de todos modos.
Sí, lo que se dice, una mina con suerte.
Me acerco a la mencionada puerta y demoro tanto en encontrar la llave que seguramente se jugaron tres mundiales de: encuentre la aguja en el pajar... y el pibe desaparece doblando la esquina, mirando hacia atrás, completamente seguro de que le mentí para no caminar con él.
Y yo encuentro la llave y comienzo el día de manera fantasticccccccccc.
PD1: Si al menos hubiera usado el paraguas o el piloto no hubiera quedado húmeda (dos de tres) para todo el día.
PD2: Pero ponele, si yo iba dos cuadras más lejos seguro que el tipo era un loco, un ladrón, un violador, admirador secreto de mi hermano, o... único testigo de la caída de mi persona en el pozo de la empresa esa de gas, o...
CAGATE rubio gil... ¿sabés cuántos tipos así de irresistibles conozco?
cri cri cri