
martes, agosto 01, 2006
Crecer*
Primero te das cuenta porque tus amigos empiezan a tener hijos. Después, porque vos tenés hijos (como siempre, el uso del plural tiene un único sentido narrativo). Pero en realidad, te cae la ficha mal cuando una de tus amigas, que te lleva la nimia suma de dos años, calcula el abismo de edades que habrá entre ella y los hipoteticos hijos que aún no tiene, si no toma cartas en el asunto.
Es como el primer sábado que en lugar de salir realmente optas por una película, un buen delivery y la incomparable cuchariteada. No pasa nada. Porque cuando, verdaderamente lo notás es el primer sábado que salís, después de varios de cuchareada... y realmente, de corazón, deseas estar en tu casa.
Como cuando te diste cuenta de que te fuiste asentando en un laburo. De que hace algunos años que no lo cambiaste. Pero en realidad, tiene más que ver con la vez en que cambiás de laburo, esta vuelta, para quedarte, porque te gusta más, porque te pagan mejor, por lo que sea, pero lo hiciste, dejaste una precaria seguridad para buscar otra cosa.
Te das cuenta cuando salís a comer y podes elegir el lugar y aún así, no caes siempre en McDonals. Sin embargo, la cosa aumenta, cuando sabes a dónde ir, según lo que tengas ganas de comer y, peor aún, podes hacer el cálculo perfecto de la propina que corresponde.
Y de esas, miles. La televisión que mirás, el diario que elegís leer, las comidas que sabes cocinar, que se yo...
En realidad, cuando verdaderamente te cae la ficha es cuando aquel latiguillo de: ojo, yo siempre salgo con tipos más grandes que yo, porque los de mi edad son todos pendejos...
descubrís que hace días que no lo usás...
semanas
es más, lo desterraste
Pero, en realidad, te cae la ficha cuando te das cuenta que empezás a poner el ojo en los de tu edad, en los de un año menos, en los de dos... tres... Dios mio... aún cuatro años menos, y no son criaturas.
Ja
Que se yo
Tener 28 años tiene taaaaaanta onda.
*Este post también pudo llamarse: De como tirarle (ejem) una indirecta al Toro... pero no estoy muy segura de que sea lo suficientemente mayor como para no ir presa por eso.
Es como el primer sábado que en lugar de salir realmente optas por una película, un buen delivery y la incomparable cuchariteada. No pasa nada. Porque cuando, verdaderamente lo notás es el primer sábado que salís, después de varios de cuchareada... y realmente, de corazón, deseas estar en tu casa.
Como cuando te diste cuenta de que te fuiste asentando en un laburo. De que hace algunos años que no lo cambiaste. Pero en realidad, tiene más que ver con la vez en que cambiás de laburo, esta vuelta, para quedarte, porque te gusta más, porque te pagan mejor, por lo que sea, pero lo hiciste, dejaste una precaria seguridad para buscar otra cosa.
Te das cuenta cuando salís a comer y podes elegir el lugar y aún así, no caes siempre en McDonals. Sin embargo, la cosa aumenta, cuando sabes a dónde ir, según lo que tengas ganas de comer y, peor aún, podes hacer el cálculo perfecto de la propina que corresponde.
Y de esas, miles. La televisión que mirás, el diario que elegís leer, las comidas que sabes cocinar, que se yo...
En realidad, cuando verdaderamente te cae la ficha es cuando aquel latiguillo de: ojo, yo siempre salgo con tipos más grandes que yo, porque los de mi edad son todos pendejos...
descubrís que hace días que no lo usás...
semanas
es más, lo desterraste
Pero, en realidad, te cae la ficha cuando te das cuenta que empezás a poner el ojo en los de tu edad, en los de un año menos, en los de dos... tres... Dios mio... aún cuatro años menos, y no son criaturas.
Ja
Que se yo
Tener 28 años tiene taaaaaanta onda.
*Este post también pudo llamarse: De como tirarle (ejem) una indirecta al Toro... pero no estoy muy segura de que sea lo suficientemente mayor como para no ir presa por eso.