Es como una flecha. Yo te juro qeu es como si me dispararan una flecha en el centro exacto del alma, y me dejaran sin aire un minuto dos, y todo lo demás quedara en un silencio... no, como si todo lo demás no existiera un instante.

Es eso. Te juro.

Me duele. Yo te aseguro que me duele el pecho. Y me cuesta respirar. Es como cuando un tipo te quita el aliento. Pero potenciado unas mil veces. Me hormiguean las manos y todo.

Bueno, ojo, tampoco es como la muerte de Boromir.

Pero casi.



Y te digo, no es que no me guste... pero ni falta que te hace esa habitación en medio del bosque. Y ni mencionar el hecho de que me hables en la oreja porque yo, particularmente, tengo unas orejas sumamente pornográficas y si me hablas... si me llegás a susurrar en el oído, me mojo. Es cantado.

A mí con esa voz, con esos ojos me alcanza. Te juro. Me alcanza y me sobra.

Y no tiene nada que ver. O, al menos no tiene todo que ver con el hecho de que esta gente ha estado cantando en mi cabeza durante quince años. Dios... quince años.

No, no... porque si lo hubiera visto hoy por vez primera era igual. Exactamente la misma sensación de ahogo.

A mí, esto, me puede llegar a romper el corazón en partículas de agarrarme distraída.