Faltan diez días para las elecciones presidenciales (si, soy Crónica ¿algún problema?) y no sé a quién votar (no, no les estoy pidiendo recomendaciones).

Seguro (no, seguro no) que a la Carrió (evitar rima) para que, al menos, haya segunda vuelta (sí, mi voto decide todo) pero nada más.

Igual, no es el pu(n)to. Lo que me llama la atención (sí, me llama todos los miércoles a las 15:35 horas), tiene que ver con, a saber:

A- La poca campaña que hay acá en la Capital (que, después de todo, es la única parte del país que existe... ja! chiste! no se enojen loco. Vuelvansennnnnnnn)

B- La pésima calidad de la campaña de todos (ya nadie estudia para estas cosas)

Vayamos por caso a la publicidad de LIlita (y sí, yo primero te alabo y después te entierro (hasta el fondo) no me dicen histérica en vano. Siempre es lo mismo, nena. Igual, me gusta el "nena") que es como el colmo...

Esa, en la que el chabón dice que no sabe a quién votar y que finalmente terminará confiando en el sexto sentido de su esposa (y votando a la Carrió, uno quisiera suponer)

Y usted que vive en el extranjero no me cree. Y yo lo entiendo, no se crea que no. Poruqe cómo va a ser posible que el argumento para elegir un presidente sea el sexto sentido de la esposa?


Loco, acá en el carajo estabamos tan cómodos antes de que se empezara a llenar de giles.