Ya se dijo en este mismo sitio que las mujeres tenemos nuestros modos de saber si un tipo vale algo en una cama antes de garcharno... acostarnos con él (fiiiuuuuuu)

Así, por ejemplo: ese maravilloso exponente de la raza humana que iba sentado hoy enfrente mío, en el 132, con ese traje tan bien puesto (cuac) y esas mechas rubias vikingas que desarman a cualquiera; seguro que coje mal.

Y no, no se me hagan los vivitos los del fondo, el hecho de que sea rubio no tiene nada que ver. Lo digo porque, con total honestidad, no podés, bajo ninguna circunstancia, hacer cincuenta y tres (53) movimientos de manos con el sólo y único fin de acomodarte el pelo después de sacarte los lentes de sol.

Sí, claro que puede fallar pero lo bueno de tener cierta edad es que ya no sentís la necesidad de estarle probando nada a nadie (ejeeeeeeem).

Bueno, no quería que esa frase sonara tan tajante... lavate un poco y volvé, tontito.