Hoy, domingo, fuimos con Joa a ver la expo esa de dinosaurios de animatronix.

Son dinosaurios, robotizados, algunos a gran escala, bastante bien logrados por cierto.

Ojo. No es este un típico post sobre el hecho de que hasta hace un par de años no sabía yo absolutamente nada sobre estos bichos y hoy puedo reconocer especie, geografía, período y alimentación, con solo ver una foto o dibujo; y todo por culpa del vástago. No, no. Este post es sobre este dialogo con mi párvulo de cuatro años y medio:

Joa: Má, ¿te dan miedo los dinosaurios?
Maga: sí, Joa, me aterran... (INSERTAR: Maga corriendo por los pasillos de la rural buscando un escondite e hijo corriendola detrás riendose a carcajadas)
Joa: Má... yo digo si te asustan ESTOS dinosaurios
Maga: (piensa: que astuto uso del deíctico) mmm... un poco
Joa: ¿Por qué? si son buenos
Maga: Claro, son buenos, y además son muñecos
Joa: no, son de verdad
Maga: no, Joa, no son de verdad (sí, más que Maga... Magalí)
Joa: sí, pero son buenos y se quedan detrás de las rejas
Maga: (suprimiendo pensamientos disparados por la palabra "reja") Joa... vos sabés que los dinosaurios no existen... más (sí bueno, no vamos a discutir de paleontología)
Joa: sí, existen... en los cuentos
Maga: por eso, estos no son de verdad... son rob...
Joa: Má... ¿y vos no podés jugar a que esto es un cuento?


PLOP!

Jugar puedo, siempre. Lo que también quisiera es estar a la altura de la imaginación de esta criatura increíble.