
lunes, junio 09, 2008
Acto de voluntad
Hay cosas que a uno le resultan imposibles o practicamente irresistibles.
Porque, por un lado, estan las grandes hazañas. Bueno, esas no, porque esas nos cuestan a todos o a la mayoría... Ejemplos hay de a miles. Pero tomemos solo uno: soportar dos horas de discurso de Cristina sin poder mirar para otro lado. Y hay más. Muchos.
Después estan todas esas cosas, que no requieren un esfuerzo descomunal, pero que nos cuestan a la mayoría, y que por eso se magnifican. Por ejemplo: el primer chapuzón en el mar helado después de haber pasado TODA la tarde al sol, comporta una voluntad importante, porque la verdad es que el agua está fría y hasta contemplas la posibilidad de achicharrarte al sol antes de...
Y, por último, estan esas cosas que para el resto (o una gran parte...) son normales, simples, están resueltas desde el vamos... y para vos, para vos son un mundo. Un suplicio. Un ejercicio de la voluntad en el que perdes de manera aplastante. En mi caso, por ejemplo, decirle que no a un marroc o a una barrita de chocolate aguila, en una tarde como la de hoy o, infinitamente peor, en una noche como la de anoche... es practicamente imposible... y digo "practicamente" como mera formalidad o, en realidad, para que no vayan a pensar que careteo... Porque la verdad, la verdad más pura, es que a esta altura esa clase de dilemas ya ni me los planteo.
Por dios, qué rico es el chocolate cuando hace frío y de todos modos se derrite.
Chin Pum
Porque, por un lado, estan las grandes hazañas. Bueno, esas no, porque esas nos cuestan a todos o a la mayoría... Ejemplos hay de a miles. Pero tomemos solo uno: soportar dos horas de discurso de Cristina sin poder mirar para otro lado. Y hay más. Muchos.
Después estan todas esas cosas, que no requieren un esfuerzo descomunal, pero que nos cuestan a la mayoría, y que por eso se magnifican. Por ejemplo: el primer chapuzón en el mar helado después de haber pasado TODA la tarde al sol, comporta una voluntad importante, porque la verdad es que el agua está fría y hasta contemplas la posibilidad de achicharrarte al sol antes de...
Y, por último, estan esas cosas que para el resto (o una gran parte...) son normales, simples, están resueltas desde el vamos... y para vos, para vos son un mundo. Un suplicio. Un ejercicio de la voluntad en el que perdes de manera aplastante. En mi caso, por ejemplo, decirle que no a un marroc o a una barrita de chocolate aguila, en una tarde como la de hoy o, infinitamente peor, en una noche como la de anoche... es practicamente imposible... y digo "practicamente" como mera formalidad o, en realidad, para que no vayan a pensar que careteo... Porque la verdad, la verdad más pura, es que a esta altura esa clase de dilemas ya ni me los planteo.
Por dios, qué rico es el chocolate cuando hace frío y de todos modos se derrite.
Chin Pum