necesito un tiempo  


Necesito un tiempo - el blog de una rubia  
histérica
martes, septiembre 02, 2008

El reino animal, los brujos de colores, los demonios, el miedo, la madurez y un reconocimiento 

Hay dos o tres demonios (carajos, a decir de la chiru) con los que no se puede lidiar. Cada uno tiene los suyos. Es como el elefante que aplasta a una leona adulta de un pisotón pero se pone re histérico si llega a ver un ratón.


Nunca supe si lo del elefante y el ratón era verdad (tranquilos, no se zarpen, esa es la hormiga). Pero supongamos que sí. Hay que tener vista para, siendo elefante, ver a un ratón. Igual, lo re entiendo al paquidermo. Yo, por ejemplo, cuando voy por Florida y se me cruzan esos chabones que venden las ratas de plástico, me pego un cagazo horrible. Pero bueno, se desvirtuó. Retomemos.

Hay dos o tres demonios (INSERTAR: carajos, chiru) con los que no se puede lidiar. Cada uno tiene los suyos. Yo también. Y no es que ande por ahí aplastando leonas adultas en celo (?), pero por ahí puedo con cualquier cosa menos con... eso.

Cuando era (más) chica, escribía cuentos. Me acuerdo que a veces se me dio por escribir sobre los brujitos de colores. Ponele, había una nena. Ana se llamaba. O Micaela. No sé. Que le tenía miedo a los brujitos de colores. Estos tipos eran de la peor calaña que te podías... en realidad que me podía imaginar. Y ponele, tenían como poderes para la maldad. Así, el rojo, detestaba a los seres apasionados, el verde todo el tiempo te tiraba abajo tus esperanzas... y así, no sé, el amarillo te daba de comer muchas yemas para que te cagara el colesterol. Bueno, eso último claro que no, pero ya se entendió. Bueno, y esta nena, quedemos en Micaela. O Ana. Era capaz de enfrentar cualquier cosa, pero le tenía un miedo excesivo a los brujitos de colores. Se atomizaba. Le daba pavor. Y así, yo iba exorcizando mis peores fantasmas. Poruqe los describía realmente grotescos e ilarantes y los ponía en situaciones satíricas y jodidas. Ahora que lo escribo acá parece una pavada mayúscula, pero yo era realmente chica cuando hacía eso. Pongamos once años. O doce. Ok. Trece. Y paremos ahí.

Claro que yo sabía perfectamente cuáles y quiénes eran MIS brujos de colores. Lo sé hoy también. No es un detalle menor. Todavía me aterran. Aunque no me llame Micaela. Ni... Aunque no me llame Micaela. Pero ya no me paralizan tanto. Me hacen pelota. Lo admito, con bastante vergüenza, pero no me paralizan. Al menos no por completo.

Bueno, no sé, esto empezó como una fábula del reino animal y terminó en cualquier parte. De ser viernes hoy, sería un lindo (?) juego que cada uno cuente cuáles son sus demonios. Pero no soy boluda. Ni tampooc estoy hablando de pequeñeces. Pero bueno, este nunca fue un blog demasiado serio. Así que comenten sobre lo que quieran. Yo por mi parte, aprovecho para decirles algo que no digo nunca, qué copado que vengan acá, lean, jueguen y participen.

Ufs.


Chin Pum



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