Este post es, simplemente, para desearle un FELIZ DÍA A CHRIS... ya que hoy, 31 de julio, se celebra el día del ex compañero facultativo. (Te quierito)

¿Se acuerdan cuando en este blog se jugaba los viernes?

Bueno, el de hoy es: costumbres, rutinas, tradiciones, cábalas, etc. que ya NO tenés/hacés.


Por ejemplo: yo ya no me clavo cuatro o cinco horas de Sony por domingo. Es más, casi no miro Sony.


Eso. Ahí se ven, si es que no dejaron de hacerlo.

Después de meter mil quinientas excusas, hago tripa corazón y vuelvo al gimnasio. Me anoto, pago, voy. Me cago muchísimo de frío. Pero muchísimo. Mal. Me duele cada músculo, hueso, tendon, articulación, y cualquier otra cosa que tengamos dentro del cuerpo durante cuarenta y ocho horas nefastas. La paso mal.

Pero vuelvo.

Y está cerrado.

Completamente.

Y abajo están ¿construyendo algo?

Entonces llamo. A la tarde: "¿No te enteraste? Un colectivo se inscrustó en el negocio de abajo (que, claro, es el soporte) y se nos cayó todo, aparatos, piso, etc... menos mal que no había nadie, porque fue a la madrugada"


Vuelvo a casa. Algunos pensaran que soy yeta. Pero yo, tranquilamente, me siento a esperar que me llegue mi carta de invitación a Hogwarts.

En mi caso, memorizar ciertas líneas, diálogos y secuencias de ¿Quien dice que es fácil?, no sería, pero para nada, una perdida de tiempo. Es más, podría llegar a ser hasta, ponele, terapéutico.

Me pego terrible cagazo porque estoy completamente sola en casa y el muñequito de Shrek de la Cajita Feliz, empieza a hablar solo. Encima es el ogrito bebe, que hace, mínimo, tres semana que no anda.

Al toque voy al placard, la caja blanca y saco el bolsón de muñecos de cajitas felices, y cuando encuentro al muñeco en cuestión, no sólo no anda, sino que está apagado.

Me convenzo que, de escuchar voces, seguramente sería la de Viggo y lo dejo a mano (al muñeco, no a Viggo, esto está claro) sobre una biblioteca.

La (para esta altura) horrible criaturita verde, vuelve a hablar. Lo agarro de nuevo, lo prendo, aprieto el microbotón que tiene en la espalda y nada. Nada. Nada de nada. Igual que hace tres semanas cuando dejo de andar y, por ende, perdió todo interes para la otra criatura de la casa, que no es verde y mucho menos es horrible; y que me hizo ir a tres McDonalds para conseguir a este ogro de porquería.

Lo vuelvo a dejar en la biblioteca, y ya no habla más. Pasa una hora, dos, tres; un par de días.

Para cuando me doy cuenta, el que no hable más sólo es una cagada. Podría haber flasheado una película de pseudo terror; o, y esto era mucho más fácil y probable: un quilombo fundamentalista religioso de proporciones épicas.

Si hasta me estoy imaginando a los bautistas del sur (o eran los del norte?) apoyando mi portal www.shrekessatanico.com

Algunos, simplemente, no olemos los negocios a tiempo.

La diferencia más básica, más elemental, más simple, más puramente instintiva si se quiere es: que desde que estás acá, Joa, no ha pasado un solo día, ni siquiera uno sólo en el que una sonrisa, una palabra, un mimo, una carcajada, un juego o un abrazo, me llenara de alegría.

Acá, en esta casa, desde que llegaste vos, no hubo un solo día que se fuera sin traer, como mínimo, un rato de luz. Y eso, enano, es un mérito que te llevas en un cien por ciento.

Te quiero tanto, pero tanto, que te aseguro que se me quedan cortas las palabras cuando intento escribirlo.


¡FELIZ CUMPLE TESSSSSSSORO! Y que seas feliz, feliz, Feliz, FELIZ... MUY FELIZ!

* La robe de acá. Aviso, porque, se sabe, que el que avisa no es traidor.



A mí suelen ponerme incómoda estos posts. Qué se yo. Tiendo a pensar en la familia. Y, a respetarles el dolor. O, al menos, el momento. Pero en el caso del Negro... me pasa que, lo siento como de la Casa... No, no de esta casa (del blog hablo, y sí le digo casa; y no, no soy nerd por ello) me refiero a esa Casa que para mi siempre es Rosario. Y, claro, Central.
Que se yo. Hay cosas que son re tristes. Pero qué Negro de puta madre este rosarino.

Visto y considerando que en mi casa hay preparativos de globos de todos los colores, y bolsitas de golosinas y juguetitos listas para viajar mañana al jardín. Que hay una torta que emula un pantano verde con el ogro ídem sentado en el medio.

...que en la caja roja que está sobre la cajonera hay seis o siete paquetes de colores, que envuelven libros que están re copados. Y que en un placard hay otro regalo que quizá está mejor. Y que en la cocina, se escondieron algunos más.

...que mañana tenemos que volver corriendo del jardín para que no se nos haga tarde para ir a ver a Mickey y a toda la banda al Luna. Y visto y considerando que hay un par de rollos de fotos a estrenar, al lado de la máquina.

Sumandole que el tema de conversación es casi siempre sobre las ventajas de tener cuatro años. Y que, casi casi nos olvidamos de hacer planes para las vacaciones de invierno.

Se podría decir que, en esta casa, el mundo entero parece girar alrededor del cumpleaños de la criatura, que será el sábado, pero como verán se festeja a lo hobbit. Toda la semana.

Ojo, también existe la posibilidad de que la madre de la criatura, tenga cinco años. Lo cual explicaría que, de una semana a esta parte, este leyendo Harry Potter.

Y le guste.


Nadie resiste un archivo. Nadie.

Este blog necesita cambiar la palabra TIEMPO, por la palabra AYUDA


Pero, supongo, que eso implicaría volverlo demasiado personal.

Cuando no sabés cómo titular algo; no falla buscarle el título más obvio posible y traducir al inglés.

Este blog, es casi clandestino. O, de culto. O está muerto.

Una de tres. La tres.


Bueno, vamos RCP, boca a boca, consultas al shaman de la tribu. Lo que sea que lo resucite.

Lo primero que pensé, ayer, cuando ví la nieve, fue en Hans Cristian Andersen. Y sí.

No es que yo esté mal de la cabeza. O, en todo caso, no es que lo que acabo de decir sea un indicador de que yo estoy mal de la cabeza. Es, simplemente, que levanté la vista, ví caer nieve por mi porteña ventana, y al toque flashee montañas, y un hogar a leña en el medio del living y Andersen.

Yo supongo que fue Andersen, por La Reina de las Nieves. Aunque este recuerdo llegó después, unos segundos después, pero fueron esos segundos que ya te obligan a ser consciente, a buscar los recuerdos. Porque Andersen, las montañas, el hogar a leña y un vikingo de dos metros (je) aparecieron todos juntos y sin que los llame (bueno, exceptuando al vikingo, esto está claro).

Y estaba en eso. En La Reina de las Nieves, con todo su frío a cuesta, y en el recuerdo a propósito, de otros cuentos con ventanas nevadas, cuando Joa me tomó por sorpresa: ¡Nieva, es Navidad!

Y ahí nomás me tuve que morder la lengua. Porque una parte de mí, casi casi le dice que no. Que él sabe perfectamente cómo nos morimos de calor la Navidad pasada, y la anterior, y la antes de esa... y la otra, aunque de esa no hay posibilidades de que se acuerde.

Pero, menos mal que no. Que no dije nada. Que me limite a mirarlo. Y a escucharlo dar saltos, contento, porque con la nieve iba a venir Papa Noel. Y los renos. Y... todo, todísimo. Y lo deje. Claro que lo deje. Y no sólo que lo dejé, sino que además, me dí cuenta, así, con una certeza increible, de que tenemos, también, eso en común.

Hay gente que es, definitivamente, de mierda.

Pero no es que se hace, que aparenta o que se manda la parte y es de mierda por un ratito. No, no. Más bien al revés.

Bueno, a ellos: ME CHUPAN UN HUEVO. O no me lo chupan porque no lo tengo. Pero si lo tuviere me lo chuparían.


A la puta madre que los parió pueden irse yendo.

En fila y de a uno.

Y no. Ni pregunten

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Razas a desaparecer: las maestras jardineras


Deberían sólo existir personas que ESTUDIEN para TRABAJAR DE maestras jardineras


que no es lo mismo, pero para nada.

Y si no me creen, vayan, tengan un hijo y después vienen y le cuentan a la tía.

Etiquetas: Mundo Maga